Alexander Wang lo sabe hacer perfecto. Sus pasarelas, colaboraciones y su paso por otras firmas de moda son siempre un deleite. Para presentar su colección otoño/invierno 2017, Wang escogió un teatro abandonado de la ciudad de Nueva York que incluso, está bajo amenaza de demolición; una escena underground neoyorquina en donde los asistentes (avisados de un "no after party") de pie pudieron apreciar los total looks en negro que volvieron a ser protagonistas en su colección esta temporada, junto a bolsos con cadenas como asas, chaquetas con detalles de brillos y metales y botines con tachas, la versión más glam del punk de Alexander Wang, reflejó rebeldía en cada uno de sus cortes.

Una colección que sin ser estrictamente explicita, demuestra el ambiente que vive por estos días el mundo: no hay ánimos de fiesta (aunque sí hubo un after party, ya famoso, después de la presentación), la chispa creativa no está encendida del todo y se comienzan a buscar formas de renacer en medio del caos y la desesperación. La rebeldía y los manifiestos están a la hora del día en todas las industrias, o por lo menos, en las que se atreven a tomar una voz y gritarle al mundo. Voz que sí alzó Wang con su squad de mujeres diferentes y transgresoras (donde Bella Hadid y Kendall Jenner tuvieron su cuota de protagonismo).