Si tuviera que definir Fortuna, la última colección de Camilo Álvarez presentada en Colombiamoda 2018, escogería la palabra prolijo. Sus trazos y sus cortes, sus colores base y sus acentos, sus formas de expresar lo cotidiano y lo urbano en un lenguaje tan sensible como la moda, su capacidad de ser fiel a un ADN incomparable, que ha ido construyendo y puliendo al pasar los años de una carrera llena de buenos recuerdos, y la inherente forma de emocionar con cada desfile que hace. Camilo piensa en cada detalle de su presentación, como la música o como los labios color pastel de los hombres y mujeres que vistieron cada prenda de su colección.

Entre cada salida, Álvarez puso al desnudo un diario personal que llenó en los últimos meses con dibujos, apuntes de reuniones y pendientes; llevando los rastros de la cotidianidad y de la vida moderna a ser plasmados en prendas con siluetas geométricas -un sello característico del diseñador paisa-, amplias, con diferentes volúmenes y con ciertos toques deportivos y urbanos que se complementaban con las líneas, los trazos dibujados en su diario y los acentos de pasteles en cierres o en las tapas de los bolsillos que resaltaban sobre blancos puros, negros y azules. Fue así como Camilo dejó que su proceso creativo se extendiera sobre la pasarela y creara una colección pulida, milimétricamente acorde a su espíritu como diseñador  y verdaderamente exquisita de ver.

Lo de Camilo no son solo prendas que responden a una secuencia dada para una pasarela. Son creaciones con sentido, que nacen de un proceso creativo envidiable y que dejan ver en cada toque, por más pequeño que sea, su forma diferente y particular de ver el mundo. Su simplicidad y su minimalismo son tan bien ejecutados que cada prenda que hace se convierte en un objeto de deseo para aquellos que entienden que la moda también es arte al fin y al cabo.