Más proactividad, menos odios

22:18

AMBASSADOR COLLECTION, la propuesta de la caleña Isabel Caviedes

Llevo más de tres meses sumergido en una investigación periodística para un reportaje que espero puedan leer muy pronto. El tema central es Colombiamoda, el evento de moda más importante y con más trayectoria del país. Durante la investigación, he consultado fuentes testimoniales, expertas y por supuesto, documentales, con las que he podido constatar algunas de mis hipótesis planteadas al comenzarlo. Justamente, en el proceso de consulta de estas fuentes, y precisamente el día de ayer, tuve la oportunidad de entrevistar a una mujer que ha vivido la moda como modelo, como productora y en general, como empresaria que ve en este mundo una industria poderosa por más de treinta años, su nombre y sus respuestas las dejo para el reportaje, pero en la conversación tocamos el tema de las "semanas de la moda", las ferias y los eventos de moda en nuestro país, y más importante aún, la actitud de quienes trabajamos en la industria frente a cualquier cosa que se haga.

Llegamos a la conclusión de que si bien, hay muchos eventos de moda que pueden llegar a deteriorar la cadena de valor de la industria, estos generan un espacio que ayuda a construir industria y hacer que los diseñadores ganen visibilidad, y lo más importante, dinero. Personalmente no soy partidario de que hayan tantos eventos de moda en Colombia porque se afecta directamente a la cadena, los diseñadores quieren vender y si pudieran estar en todas las ferias relevantes lo harían, pero ahí su proceso creativo y de desarrollo de colecciones puede tambalear, ¿cómo crear una colección para enero, otra para marzo, otra para abril, otra para mayo, otra para junio y otra para octubre? sin siquiera pensar en las dos temporadas (primavera/verano y otoño/invierno), pues así no tengamos estaciones es la forma más lógica de crear las colecciones, a menos de que se tenga un concepto de marca diferente.

Frente a esto surgen demasiadas preguntas. Como por ejemplo, ¿por qué llamar Semana de la Moda, a eventos que duran tres e incluso dos días? ¿por qué hay tantas ferias de moda en el país y no hay unificación? ¿por qué criticamos de forma negativa y no somos partidarios de crear una critica constructiva que nos ayude a avanzar como industria? ¿por qué no miramos los esfuerzos que hay detrás de cada evento de moda en el país? Es obvio que unos son mejores que otros, algunos porque ya son insignia, como Colombiamoda, que puede tenga, después de más de 20 años, percances que a cualquiera le pueden pasar, también porque se hacen muchas cosas sin saber, en modo de ensayo y error, pero es que esto no es fácil. No es fácil conseguir espacios, patrocinadores, prensa, modelos, diseñadores, dinero, y un sinfín de necesidades puntuales para poder sacar eventos de esa magnitud a flote.

Me refiero al tema y quise escribir un poco porque esta semana en la capital colombiana se llevó a cabo Bogotá Fashion Week, lamentablemente por compromisos en Medellín no pude estar, pero me hubiera encantado poder vivir de cerca la segunda edición de un evento que pretende reunir la moda en la capital de Colombia, espacio necesario para una ciudad como Bogotá, que es líder en consumo de moda del país y es un epicentro de las compras tanto de Colombia como de Latinoamérica, que es una ciudad multicultural y que es centro de operaciones de muchos de los diseñadores que tanto queremos en Colombia.

Bogotá Fashion Week es un evento apenas naciente, con dos ediciones y con escasos ocho meses de trayectoria en el calendario de eventos de moda en el país que se suma a ferias en Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena y hasta el Eje Cafetero. Su parrilla de diseñadores para esta edición estuvo compuesta de nombres como Amelia Toro, Isabel Henao, Juan Pablo Socarrás, Isabel Caviedes, Faride Ramos, Natalia Londoño, Darío Cárdenas, SOY de Maria Luisa Ortiz y Diego Guarnizo. Contó con locaciones como el Museo del Chicó, el Museo Nacional, y claro, el Aeropuerto El Dorado. Tuvo además de pasarelas, foro de moda y negocios y contó con la participación de nuevos talentos en performances.

Pero por desgracia, la pasarela de cierre, a cargo del colectivo de diseñadores GRIS, compuesto por Manuela Álvarez, Laura Laurens, A New Cross y Julieta Suárez, tuvo dos percances (de los cuales no daré detalles porque ya está dicho en muchos sitios y porque no estuve presente) que ni siquiera fueron culpa de la organización ni mucho menos de los diseñadores, pero que desataron el humano lleno de odio que todos tenemos adentro de muchas personas (sumado al exceso de gente, la venta de boletas, los retrasos, y cosas de la naturaleza de una feria), asistentes presenciales y virtuales llenaron las redes sociales y hasta blogs y medios con su furia, comentarios cargados de crítica negativa que en lo absoluto apuntan a la construcción o en este caso, a la mejora. Y en este tema, mi entrevistada fue muy enfática, me recomendó durante varios momentos de la entrevista que enfocara mi reportaje a la proactividad por nuestra industria, a trabajar por la moda en Colombia, a creer en nosotros, a apoyar al otro, no a criticar por criticar e incluso inventar y a decir no a los nuevos eventos, y esto lo aplico en el caso de esta feria.

Soy un amante perdido de Colombiatex, Colombiamoda y ahora de B Capital, porque no podemos decirnos mentiras, Inexmoda es el más duro haciendo ferias. Pero no por eso debo decirle no a Caliexposhow, a Bogotá Fashion Week o Plataforma K (solo por mencionar algunos). En vez de estar lanzando mensajes que llevan al odio, a la destrucción, deberíamos estar concentrados en seguir trabajando para que nuestra industria se organice, que nuestros diseñadores sigan creciendo y que cada evento de moda del país, sea cual sea el que ustedes prefieran, aporte, y que si falla, nos enseñe. A quienes se han atrevido a realizar eventos de moda en este país me les quito el sombrero, son unos tesos y unos soñadores, que buscan, en el fondo, hacernos crecer como industria. A los diseñadores, es indudable su esfuerzo, que debe ser reconocido y apoyado. A quienes con sus textos, con sus compras, con su voz a voz, hacen que las cajas registradoras se muevan, un aplauso. Y a quienes solo critican sin fundamento, una invitación: más proactividad y menos odio.

Isabel Henao

La colección de Juan Pablo Socarrás contó los viajes de Máxima Manjarrés

Fotos: Cámara Lúcida

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