A finales del año pasado, el mundo de la moda recibió dos grandes noticias por parte de casas emblemáticas de la industria. Chanel desembarcaría con su colección crucero en La Habana, Cuba y Louis Vuitton lo haría en Rio de Janeiro, Brasil. Por razones lógicas, que engloban un panorama político, social, económico y cultural, la noticia de Karl Lagerfeld hizo conmoción, pero el caso es que ambos miraron a Latinoamérica como punto clave para presentar sus colecciones intermedias y viajeras.
Cuba, con un gobierno socialista encima, parece haberse quedado estática en una época pasada, sus relaciones con Estados Unidos estaban bloqueadas y precisamente esa apertura cubana reciente es un gran atractivo para el mundo, para la moda, el arte, la cultura, la literatura o el turismo. Que una marca de lujo, como lo es Chanel, haga un desfile allí y que al día siguiente llegue el primer crucero de Estados Unidos luego de más de 50 años, o que pocos días antes los Rolling Stones ofrecieran un concierto y que la NBA inundara el ambiente isleño con su espíritu deportivo, son claramente momentos clave para una nueva Cuba.
Por su parte, Nicolás Ghesquière fijó su mirada sobre las tierras brasileñas, su desfile realizado en el Museo de Arte Contemporáneo Niteroi en Rio de Janeiro, luego de haber pasado por Mónaco y Palm Springs, fue el escenario perfecto para desplegar una legión de modelos que con sus prendas coloridas vibraban a la par con el ambiente carioca que se vive al pie del mar en un país que está próximo a recibir los Juegos Olímpicos, y que por ende, es foco del mundo. Entre cada salida, el espíritu deportivo y futbolero se dejaba entrever, como un homenaje a un deporte que es insignia en Brasil, y como si fuera poco, uno de los accesorios más llamativos, su bolso en forma de radio transistor acogió toda la fiebre musical y de buena onda de los anfitriones.
Estos dos casos, son solo algunos de los que muestran que la moda, en general, ha girado su mirada al occidente, que las vibras latinoamericanas y sus raíces llenas de color y sabor han seducido tanto a creativos como a las mismas celebridades que han aterrizado por estas tierras. Miroslava Duma, Chiara Ferragni, Alicia Vikander, Jaden Smith y Zendaya acompañaron a Ghesquière, mientras que Vanessa Paradis, Tilda Swinton, Caroline de Maigret, Géraldine Chaplin, Alma Jodorowsky y Vin Diesel estuvieron en la presentación del káiser de la moda.
A Chanel y Louis Vuitton se suman firman como Proenza Schouler, Marni o Stella McCartney, quienes no necesariamente han creado un escenario idílico en tierras latinoamericanas, pero que sí han mirado y se han inspirado en este mundo cultural, rico y cargado de orígenes, del que los latinos son embajadores. En el ámbito local, los diseñadores colombianos también han observado y tomado sus raíces como fuente principal de inspiración; para Colombiamoda 2016, Andrés Pajón presentará una colección creada de cerca con los artesanos Kuna y Emberá y Jorge Duque recreará múltiples escenarios latinoamericanos como el tango, el fileteado porteño y los sonidos urbanos.
Aunque el tema no es del todo nuevo, es un momento clave en el que el mundo se está dando cuenta de la importancia que hay en rememorar y no dejar morir nuestras raíces, algo que considero necesario en un mundo que cada día avanza con más prisa, con menos consciencia y que se desborda por temas futuristas, muchas veces sin sentido ni soportes, y no nos detenemos a pensar en lo que hay detrás y todo el provecho que podemos sacarle. Y para que el post se les haga más ameno, les dejo aquí la canción con la que lo escribí para que se les contagie un poco ese amor latinoamericano que se está tomando el mundo.
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Chanel, Crucero 2017. La Habana, Cuba. |
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Louis Vuitton, Crucero 2017. Rio de Janeiro, Brasil. |
Fotos: Vogue.com
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