Casi nunca me gusta hablar de mí, mucho menos en este espacio, pero hace un tiempo me senté a comer con una persona que supo desnudarme el alma con su primera pregunta. Se llama Sara, y la conocí hace un par de años, su sensibilidad por las palabras y su inspiración a cada instante me llenan de admiración y no se alcanzan a imaginar todos los sentimientos que me despertó leer este texto que tiene muchísimo de mí. Espero que lo lean y lo disfruten tanto como yo. A Sara, simplemente, gracias.
Kevin López: además de la moda
Camisa blanca y falda negra. Probablemente ese día, María Teresa Vargas Quintero, llevaba puestas, como casi todas las veces, una camisa blanca y una falda negra. Ya habían pasado por el Parque Berrio a cobrar la pensión, habían tomado té en el Salón Astor, y estaban en el Éxito haciendo fila para pagar dos o tres cosas que necesitaban en la casa. De pronto, con ilusión infantil, su bisnieto, que entonces tenía once años, corrió a traerle una copia de la revista Vogue. “Yo la quiero”, le dijo. Y ella, inocente absolutamente de lo que eso significaría luego para el hombre que el año pasado fue ganador del Mejor Blog Masculino, aceptó regalársela sin misterio.
Fue ese instante pequeño, ese regalo de sábado en la tarde, lo que marcaría el punto de partida de Kevin por el camino de la moda. Sin embargo, antes de decidirse del todo, intentó dedicarse a la pintura. Iba a clase los sábados por la mañana, y confiesa hoy, que lo hacía más por acompañar a María Teresa, que por cualquier otra cosa. De esos días quedaron dos cuadros que ahora cuelgan en la sala y el comedor de su casa y la convicción absoluta de que no era de pinceles de lo que quería rodearse por el resto de la vida.
Existió además una intención palpitante que lo entusiasmó un tiempo por la gastronomía. Incluso, y aunque ya tenía su blog, cuando llegó el momento de
decidir una carrera, consideró seriamente educarse para ser chef. La opción finalmente fue otra, pero la comida lo sigue apasionado, aun cuando lo único que cocina son postres y siempre desayuna café con tostadas.
Hubo también otro amor, uno que todavía hoy le quita espacios a la moda en el corazón de Kevin, que lo trasnocha tanto como los artículos de Bussiness of Fashion y que conoce tan de memoria como las fotos de Chiara Ferragni. Kevin López, fundador de Fabulous Matters, siente un apego especial, por nada más y nada menos, que Harry Potter y el mundo de los magos.
Primero vio las películas y luego leyó los libros. Se encontró con la piedra filosofal en el 2006 cuando apenas tenía 10 años, y de inmediato, cuenta, se sintió identificado con Harry; tuvo una conexión con la forma en la que a pesar de la infinidad de problemas él seguía viendo la vida con positivismo inquebrantable. Le pareció bonito, no solo los trucos y los efectos, sino las enseñanzas detrás de los personajes: que Hermione, a pesar de ser sangresucia, fuera la mejor maga y que Ron, siendo el más pobre, tuviera el corazón más noble. La magia que realmente lo cautivó, dice, no fue la de los hechizos y las varitas, sino la que relataba el encanto interior de las personas.
Y es que más que un fanático de los tenis, de las colecciones de otoño-invierno, de la moda, Kevin es eso, un enamorado de la esencia de la gente, un admirador de la fuerza interior de aquellos que han decidido jugársela por un sueño. De su bisabuela, que nunca dejó de luchar por mantener unida a su familia. De Anna Wintour, que hace parecer encantador hasta el lado oscuro de la moda.
De Alexander Wang, que entendió lo poco que significaban los años cuando se trataba de pasión y talento. De Imran Amed, que encontró el puente entre las finanzas y la estrategia de moda. De Emma Watson, que un día se paró y dijo: “mi voz también vale y es poderosa”. Y así, de todos los que se le van cruzando en la vida y le demuestran que hacen lo que hacen por amor al trabajo mismo y no a las aparentes recompensas.